El falso sentido de pertenencia

Desde ya varios años, al estudiar historia de México, empecé a detectar ciertos comportamientos sociales en la población, que al caer en un estado de desesperanza se aferran a determinados idealismos prometedores de cambios.

¿A qué me refiero? Particularmente quiero revisar el tema de Petróleos Mexicanos (PEMEX).

Todos sabemos que PEMEX es una paraestatal que aporta (según datos de INEGI) un 37% a la economía del país, es decir, que de cada $10 casi $4 son por la venta del petróleo y el resto a todas las demás actividades económicas del país.

Pero, ¿y a nosotros como ciudadanos que pagamos impuestos en qué nos beneficia o perjudica esto?

La respuesta es tan sencilla que parece risible: nos da la seguridad de que el país seguirá operando y haciendo frente a sus compromisos económicos con el mundo (caso FMI).  Pero lejos de esto, desde que el presidente Lázaro Cárdenas tuvo la «grandiosa» idea de expropiar el petróleo, todos los mexicanos tenemos en la mente que el petróleo es de los mexicanos y debemos defenderlo.

Nada más alejado de la realidad.

¿Cuántos de ustedes se han visto beneficiados por el hecho de que PEMEX siga administrando el petróleo que se supone es de los mexicanos?  Y la respuesta casi segura es que ninguno de ustedes o yo nos beneficiamos con esto.  Pero, si no recibimos un beneficio tangible del petróleo (que impacte directamente en la bolsa de los ciudadanos), ¿por qué nos aferramos a la idea de que el petróleo es de los mexicanos?

Es ahí donde entra el falso sentido de pertenencia.  Esto hace referencia a un espejismo social que afecta la psicología del mexicano y se explica mejor con el dicho que reza «ojos que nos ven, corazón que no siente».

Necesitamos (inconsientemente) sentirnos seguros en la vida y cuando las cosas se ponen difíciles, siempre sabemos que tendremos ese pilar petrolero que nos mantendrá de pie y evitará que caigamos en situaciones como la de Argentina (hace ya varios años) o la actual Venezuela.

Y esa necesidad nos hace «ciegos» a ciertas realidades sociales.  Vaya, el petróleo es como las hemorroides: sabes que existen, que te afectan pero no quieres que nadie te las toque.

Así es el petróleo para los mexicanos, algo que no es tangible en la vida cotidiana para la mayoría pero somos capaces de armar un desmadre si alguien intenta quitárnoslo.

 

¿Ustedes qué opinan sobre el falso sentido de pertenencia?